La ciudad donde llegó el joven estudiante Gabriel García Márquez, que huía de los desastres que estaba dejando El Bogotazo, en mayo de 1948, fue quizás una a la que más le dedicó libros, frases afortunadas y guiños de amor, tanto en la vida real como en la ficción de sus novelas y relatos.

Cuando Gabriel García Márquez llegó a Cartagena, en 1948, huía de ‘El Bogotazo’, una serie de disturbios causados por el asesinato del líder político Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá, la capital colombiana, el 9 de abril de ese año. ‘El Bogotazo’ fue un golpe del destino que lo obligó a volver a su amado Caribe. Gabo quedó deslumbrado con Cartagena desde el momento en que llegó, tal y como la describió en sus memorias ‘Vivir para contarla’:

habíamos llegado a la gran puerta del Reloj (…) algo de su gracia divina debía quedarle a la ciudad, porque me bastó con dar un paso dentro de la muralla para verla con toda su grandeza a la luz malva de las seis de la tarde, y no pude reprimir el sentimiento de haber vuelto a nacer

Su llegada al “Corralito de Piedra” se explica a partir de una relación de devoción e inspiración entre escritor y Cartagena, al punto que varias de sus más importantes obras tienen como escenario lugares icónicos de una ciudad llena de historia y misticismo.

La tradicional Plaza de la Trinidad es el telón de fondo de los amores secretos entre Florentino Ariza y Fermina Daza, tal y como se relatan en El amor en los tiempos del cólera.

No fue solo la pompa cartagenera la admirada por el literato. También encontró magia en los aspectos más recónditos y oscuros de la ciudad, y justo eso quedó ejemplificado en el libro El amor y otros demonios, donde se describen cómo los que una vez sirvieron de cuarteles de guerra eran transformados en claustros para evitar la vergüenza social. Sumado a esto está la destreza de Gabo de ir más allá de lo físico y plasmar en sus obras todo lo que le inspiró Cartagena: la fuerza de la herencia africana, el mestizaje cultural, los ritmos, los sabores y sobre todo su gente.

En el Claustro La Merced de la Universidad de Cartagena reposan hoy los restos del único Nobel de Literatura colombiano: el gran Gabriel García Márquez.